martes, 29 de mayo de 2012

¿Y aún nos sorprende cómo va España?

¿Y aún nos sorprende cómo va España?

Queridos compañeros:

El aumento constante, en cantidad y en extensión, de nuestra actividad facilita la creación del modelo de desarrollo. Las experiencias ricas y diversas muestran que un relanzamiento específico de todos los sectores implicados garantiza la participación de un grupo importante en la formación de toda una serie de criterios ideológicamente sistematizados en un frente común de actuación regeneradora. 

Incluso bien pudiéramos atrevernos a sugerir que el proceso consensuado de unas y otras aplicaciones concurrentes ayuda a la preparación y a la realización de las directivas de desarrollo para el futuro. 

Es obvio señalar que el desarrollo continuo de distintas formas de actividad nos obliga a un exhaustivo análisis de las formas de acción, lo cual exige la precisión y la determinación  del sistema de participación general. 

Por último, y como definitivo elemento esclarecedor, cabe añadir que la realización de las premisas del programa permite en todo caso explicitar las razones fundamentales de las direcciones educativas en el sentido del progreso.


Va a ser que Caraguevo tiene razón...

jueves, 24 de mayo de 2012

Literatura juvenil V

Literatura juvenil V

Relatos escalofriantes 
Roald Dahl
Alfaguara, Serie Roja

¿Cómo deshacerse del arma del crimen sin levantar sospechas? ¿En qué lugar inimaginable guardarías un diamante? ¿Qué harías si descubrieras que el tatuaje de tu espalda vale un millón de dólares? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para ganar una apuesta?

Once increíbles e insuperables historias para asustarse, sobresaltarse, disfrutar... y para descubrir que todo es posible en Roald Dahl, maestro indiscutible de este género.

Los once relatos contenidos en este volumen son: Tatuaje, Cordero asado, La máquina del sonido, Un cuento africano, Galloping Foxley, El deseo, El cirujano, Apuestas, El campeón del mundo, Cuidado con el perro y Mi querida esposa.

Éste es el libro que han tenido que leer mis alumnos de 2º ESO  en la tercera evaluación. No lo elegí yo, sino un compañero y, cuando me lo pasó para que lo leyera, pensé que tal vez sería demasiado libro para niños de 2º ESO que, además, no suelen ser buenos lectores. No me equivoqué demasiado, pero tampoco acerté. Lo cierto es que entre esas 11 historias hay algunas que no han podido entender del todo; sin embargo, otras muchas son muy sorprendentes y les han encantado. En general, su opinión ha sido bastante positiva y la mía, también... Un libro bastante recomendable... en especial para los adultos que leen este blog.

Si estás interesado, puedes encontrar una guía didáctica del libro aquí y otra más aquí.


Yo conocí a Muelle
Jorge Gómez Soto
SM, colección Gran Angular

Muelle fue el primer grafitero de Madrid, una leyenda para todo el que pertenezca al mundillo del grafiti. Y Spirit lo conoció. Por eso Luis le admira, y quiere ser uno de ellos. Aunque no pinte bien. Aunque a la chica que le gusta no le interesen los grafitis. Aunque el destino le tenga preparada una historia diferente.

Con esta novela, Jorge Gómez Soto reflexiona sobre los grandes cambios en la vida y las pequeñas catástrofes, que son inseparables como los grafitis y el hip-hop.

Y éste otro es el título elegido para 3º ESO. No me pareció muy sugerente cuando me lo propusieron desde el Departamento, pero, tras leerlo, cambié de opinión. No está mal, sobre todo para lo que esperaba, y a mis alumnos les ha gustado en general (alguno ha protestado, pero otros han pedido que las lecturas que se mandan sean siempre como ésta).

Si alguien está interesado en conocer algo más sobre el autor y su obra, puede encontrar esa información en su propia página web.

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Una nueva reseña literaria escrita por un jovencito se puede encontrar en las Metamorfosis, de Ovidio (adaptación).

miércoles, 16 de mayo de 2012

El agua en la Tierra

El agua en la Tierra

Aunque prácticamente el 70% de la superficie terrestre está cubierta por agua, me entero, gracias a la Foto astronómica del día, de que si tomáramos toda el agua que cubre nuestro planeta e hiciéramos una bolita con ella, transformándola en un nuevo satélite, éste sólo mediría 700 km de diámetro (menos que la mitad del de la Luna) y, fotografiado desde el espacio, mostraría un aspecto más o menos como este:

All the Water on Planet Earth


Illustration Credit & Copyright: Jack Cook, Woods Hole Oceanographic Institution, Howard Perlman, USGS

domingo, 13 de mayo de 2012

El correo nacional

Sello de seis cuartos
El correo nacional

Después de que, como ya se contó en Nace el sello de correos, en 1840 se creara en Gran Bretaña el primer sello para franqueo previo, el correo empieza a cobrarse por peso y no por distancia, de manera que se logra una reducción en las tarifas y, por contra, el número de usuarios aumenta.

En 1843, el Gobierno español encarga el director de Correos, Fermín Caballero, un método de franqueo más moderno basado en las innovaciones introducidas en Gran Bretaña. Siete años después de este encargo, en 1850, entra en vigor el franqueo por sellos en España, que fue el décimo país del mundo en utilizar este sistema.

El primer sello de seis cuartos, estaba impreso en blanco y negro y reproducía el perfil de la Reina Isabel II. Su autor fue Bartolomé Corominas, que apareció junto con el de doce cuartos, el de dos reales y el de doce cuartos.



El uso de las estafetas ambulantes, que entró en servicio en 1855, supuso otro avance fundamental, junto con la expansión del ferrocarril, que fue el factor más influyente en lo que se refiere al abaratamiento de costes de servicio postal: 1855, Madrid-Valencia; 1861, Valladolid-Santander y Burgos-Miranda.

Además, los primeros buzones, que estaban fabricados en hierro, se implantaron a partir de 1863. Cada ciudad contaba con alguno. En Madrid estaban situados en la Carrera de San Francisco y en la Puerta del Sol

En 1857, todos los ayuntamientos del país implantaron el reparto diario de la correspondencia. El número de carteros urbanos, que repartían a pie, se multiplica. Por cierto que su primer uniforme, que ya visten en 1844, había sido utilizado hasta entonces por el "postillón", que era el que se encargaba de cuidar de los caballos y acompañar a los que corrían la carrera de postas.



Capa azul y roja, además de la consabida cornamusa, que servía para avisar de su llegada a los vecinos y es el emblema actual de Correos.



Correos..., ¡ay!, una longeva Institución, como se ve, que mantiene una encarnizada batalla con el progreso y quizá esté viviendo sus últimos momentos...



¿Quién vencerá?

jueves, 10 de mayo de 2012

Nace el sello de correos

Penny Black
Nace el sello de correos

El desarrollo de la Revolución Industrial en Inglaterra supuso una intensificación sin precedentes del comercio y, en consecuencia, hizo necesario disponer de un sistema que permitiera a un gran número de personas establecer contactos fluidos con otras ciudades. Paralelamente, la movilidad de la población se incrementó exponencialmente como consecuencia del desarrollo de los transportes y de los movimientos migratorios. Pronto se evidenció la importancia de desarrollar un sistema de servicios postales eficaz que fuera capaz de absorber la nueva demanda

Rowland Hill
Gran Bretaña, la primera potencia industrial del mundo, emprendió en la década de 1830 la reforma de su sistema postal. Hasta ese momento, los envíos no tenían un coste único, sino que el precio final dependía de los kilómetros recorridos por el mensajero, por lo que eran pagados por el destinatario. En esas circunstancias nació el sello de correos, ideado por el inglés Rowland Hill

Según la tradición oral, la idea se le ocurrió con ocasión de un viaje a Escocia. Hill se detuvo a dormir en una posada. Mientras descasaba calentándose al fuego de la chimenea, llegó el cartero y le entregó una carta a la joven posadera. La muchacha la cogió y la examinó con mucho cuidado por ambas caras, pero finalmente se la devolvió al cartero diciéndole: "Somos demasiado pobres, señor, lamentándolo mucho no podemos permitirnos pagar el importe. Le ruego que se la devuelva al remitente". Hill, en un acto de generosidad, se ofreció a pagar el coste, media corona, y el cartero entregó la misiva. Pero la posadera, lejos de abrirla, la depositó sobre una mesa y siguió con sus quehaceres. Al cabo de un rato, el maestro no se contuvo y le preguntó si no sentía curiosidad por su contenido. La muchacha respondió: "Le agradezco mucho su generosidad, caballero, pero lo cierto es que no hay nada escrito dentro": Asombrado, Hill interrogó a la mujer, que acabó confesando la verdad: "Somos pobres, pero no tanto que no podamos pagar lo que cuesta el servicio de correos. Pero, ¿para qué pagar si no es preciso? Mi familia vive muy lejos, así que de vez en cuando nos escribimos para saber cómo están. Cada línea de la dirección está escrita por un miembro de la familia, de forma que me basta con leerla para saber si todos están bien. Así me ahorro el pago al cartero"

Rowland Hill quedó impresionado por el suceso y comprobó que el sistema estaba muy extendido, así que ideó un método para evitar fraudes al servicio postal. El 13 de febrero de 1837 presentó un proyecto de establecimiento de sellos adhesivos y un folleto titulado Post Office Reform en el que proponía que lo hiciese el remitente por medio de una tarifa uniforme establecida en función del peso, y no del recorrido, y la creación de una estampilla adhesiva para confirmar dicho pago.

El 22 de noviembre de ese año la Cámara de los Comunes creó un comité para analizar la reforma. Una vez decidida su aprobación, se organizó un concurso para seleccionar el diseño del primer sello postal. SE presentaron 3.000 participantes, y finalmente se eligió una efigie de la reina Victoria realizada por Henry Corbould, del tamaño de un penique con dicha imagen sobre fondo negro y otro de dos sobre un fondo azul, los famosos Penny Black y Penny Blue, los primeros sellos de correos de la historia.

Penny Blue


La impresión se encargó a la firma que emitía los billetes del banco de Nueva Inglaterra. El Penny Black se puso a la venta el 6 de mayo de 1840. El éxito fue inmediato, sólo el primer día se vendieron unos 60.0000 ejemplares y en una semana se triplicó el número habitual de cartas. Tal fue su impacto que se llegaron a imprimir más de 68 millones de sellos en hojas de 240 ejemplares cada una, sin dentar, en negro y con la filigrana del papel en forma de una corona. Rowland Hill fue nombrado director de Correos de Gran Bretaña. Su sistema se extendió en pocos años por todo el mundo.

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Tomado de una de las notas añadidas al Episodio Nacional, Montes de Oca, publicado por la Biblioteca de El Mundo.

martes, 8 de mayo de 2012

¡Qué despiste!

¡Qué despiste!

Si no llega a ser por Bitácora de (mis) lecturas, que los cumple el mismo día que Finis, me hubiera olvidado de que hoy esta casa cumple 3 años...

¡Pobre!

Imagen diseñada por Urumo


Gracias por la imagen, Urumo ;-)

domingo, 6 de mayo de 2012

Gracias, mamá

Gracias, mamá

Elentir publicó este vídeo en su blog hace un par de semanas. Yo me lo apunté para publicarlo hoy, día de la madre, en el que lo mejor, lo único, en realidad, que se puede decir es:

¡gracias, mamá!


viernes, 4 de mayo de 2012

Trabajar... ¿para el Estado?

Trabajar... ¿para el Estado?

Marzo ventoso y abril aguanoso, hacen a mayo florido y hermoso.

Hoy es 4 de mayo y, según una noticia que he oído por ahí,  éste es el día en que dejo de trabajar para el Estado y comienzo (de aquí a un par de horas) a trabajar para mí. 

Miro atrás, pues, y veo cuatro largos meses de esfuerzo de los que ni un sólo minuto me ha rendido fruto alguno. No es que no sea consciente de lo mucho que vale mantener la sanidad, la educación, las carreteras..., pero me pregunto cuántos de esos días transcurridos desde el 1 de enero podrían haberme sido provechosos de una manera personal, particular e individual si los políticos no siguieran jugando con el dinero público que, como bien sabe todo el mundo, no es de nadie (Carmen Calvo dixit -y Pixie):
-Continúan las subvenciones al cine, y a los sindicatos, y a los partidos y a la patronal (¿esto es Estado?).
-Siguen existiendo las 4.000 empresas públicas (¿esto es Estado?).
-Los cargos de confianza (¿esto es Estado?).
-Los consejeros (¿esto es Estado?).
-Y, por supuesto, mientras tanto, nuestros representantes (¡ja!) continúan a lo suyo... con lo nuestro.

Para esto..., casi preferiría tener un Luis XIV, que también era Estado y al menos sólo era uno.

Pero, alégrate por este 4 de mayo, llena de (des)gracia, el próximo año y, merced a la subida del IVA, de los impuestos especiales, los directos, los indirectos, los que se inventen y todo lo que está por llegar, no podrás hablar aquí de estas cosas quizá hasta la segunda quincena de este mes florido y hermoso... que, por cierto,  acaba de sacarme una bonita bocanada de vaho al salir al patio.

Si es que... nada es como debiera, pero, al menos, ¡a partir de mañana por fin seré mía, sólo mía y completamente mía!

...¿o no?...

miércoles, 2 de mayo de 2012

La tarea de escribir I

 La tarea de escribir I

De acuerdo con la opinión que Stephen King vierte en su libro, Mientras escribo, si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. De hecho, recomienda una actividad frenética en torno a estas dos tareas que debe ocupar de 4 a 6 horas diarias, siete días a la semana, porque, según afirma,  no conoce ninguna otra manera de saltárselas. No ha visto ningún atajo. Sin embargo, añade, el programa agotador de lectura y escritura por el que abogo sólo lo parecerá si son actividades que ni te gustan ni responden a ningún talento tuyo.

En lo que a mí respecta, ya cumplía por mí misma, y sin que el consejo de Stephen King me fuera necesario, ambas premisas con bastante aproximación a esas 4 ó 6 horas diarias (más en lo que se refiere a la lectura, que a la escritura, si bien últimamente el tiempo dedicado a ésta ha aumentado con respecto a hace unos meses).  

Cuando entres en tu nuevo espacio de escritura -dice- y cierres la puerta, ya deberías haberte decidido a un objetivo diario. Es como la gimnasia: al principio conviene no imponerse metas muy altas para no desanimarse. Propongo unas mil palabras al día, y, como me siento magnánimo, añadiré un día de descanso semanal, al menos al principio. Más de uno no, o perderías la urgencia o inmediatez de tu relato.

Mil palabras cada día durante 6 días a la semana hacen 6.000 palabras semanales. En estos últimos tiempos, yo he venido escribiendo entre 5.000 y 6.000 palabras semanales. No es difícil conseguirlo, si no estás demasiado cansada u ocupada.

En lo que se refiere a Gamma, llevo escritas entre 26.000 y 28.000 palabras. Teniendo en cuenta que comencé la historia el día 12 de marzo y que, cuando escribo estas líneas, es 17 de abril, las cuentas salen a unas 722 palabras cada día. Es una media, claro, ayer, por ejemplo, no escribí nada porque el cansancio me podía. Otros días, escribo quizá en torno a 200 palabras, pero a cambio corrijo alguna escena ya escrita, mejorándola hasta alcanzar el punto de... "casi satisfecha con ella". Otros días, en cambio, escribo 2.000 ó 2.000 y pico palabras.

Y es que hay veces que de una tacada te sale un texto con el que te sientes bastante satisfecha, a falta sólo de algún perfil suave que mejorar; otras, sin embargo, te sale un texto largo y que incluye todo lo que quieres decir, pero con una redacción de andar por casa que requiere un amplio trabajo posterior. Esto es: unas veces estás muy inspirada en cuanto a redacción; otras, en cuanto a trama y contenido; y otras, las menos, en cuanto a redacción y contenido.

Stephen King opina que la redacción de un libro (aunque sea largo) no debería ocupar más de 3 meses. Si tarda más, empieza a quedar la historia como algo un poco ajeno. Me gusta hacer 10 páginas al día, es decir, 2.000 palabras. En tres meses son 180.000 palabras.

En el caso que me ocupa ahora (y que lleva el título provisional de Gamma) debería haberme ocupado sólo unos cuantos días, pues lo pensé como relato corto. Sin embargo, la cosa se fue alargando... A medida que escribía, nuevas ideas aparecían potentes y dispuestas a quedarse, de modo que un buen día me di cuenta de que tenía cerca de 20.000 palabras escritas y que ni siquiera había alcanzado la mitad de lo que tenía en mente. ¿Dónde acabará la cosa?

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Añadido posterior: comencé esta entrada, como queda reflejado en el texto, el 17 de abril. Hoy es 2 de mayo (fecha para la que pensé que tendría casi acabada la historia, de haber continuado con el ritmo que llevaba) y la pregunta, sin embargo, sigue abierta. Lo cierto es que estas dos o tres últimas semanas mi ritmo de escritura se ha ralentizado, primero porque encontré algunos escollos en lo que se refiere a una de las tramas de la historia (que, sin embargo, sé que se superarán en cuanto teclee con alegría y buena disposición -es como si la Musa estuviera ahí, agazapada, esperando a encontrarte dispuesta a utilizarla-). Por otra parte, ciertos problemillas musculares me han dejado incapaz para escribir más allá de un comentario en los blogs amigos o breves entradas en el mío propio. Tengo ya ganas de recuperar las funciones normales de mi musculatura y volver a la historia. Siento mono y quiero acabarla para conocer la respuesta a esa pregunta que tanto pica mi curiosidad y también porque, como dice Stephen King (cuánta razón tiene en esto), si dejas pasar demasiado tiempo sin escribir, pierdes la urgencia (y el hilo, y el estilo, y los datos que almacena tu cabeza, y las ideas, y...).

Por favor, brazo y cuello, poneos bien ¡ya!

Belén 2013

Belén 2011