lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Ya lo tengo!

¡Ya lo tengo!

Amigos..., ya lo tengo. Aunque no corrí -por causas ajenas a mi voluntad, bien es verdad-, al fin lo tengo. El pasado viernes, aparte de librear, estuve, como ya dije, disqueando. Y fue entonces cuando conseguí mi Breakfast in America edición Deluxe, que contiene dos CDs, uno del disco original remasterizado y un segundo CD titulado Breakfast around the world que contiene grabaciones en directo, y al parecer inéditas, realizadas en el año 1979 en París, Londres y Miami.


Del primer disco no puedo decir mucho. No sé en qué consiste eso de remasterizarlo y a mí me suena igual que el antiguo. En cuanto al segundo..., es una maravilla. ¡Qué bien suenan estos tipos en directo! Estoy, pues, muy contentita con mi compra. Sin embargo... (sí, hay un sin embargo), mañana (creo) saldrá la edición super deluxe que es para empezar deshidratarse por el babeo. Según he leído en efe eme, contiene: 

CD 1:“Breakfast in America” remasterizado en 2010 por Greg Calbi (Sterling Sound)
1. Gone Hollywood
2. The Logical Song
3. Goodbye Stranger
4. Breakfast In America
5. Oh Darling
6. Take The Long Way Home
7. Lord Is It Mine
8. Just Another Nervous Wreck
9. Casual Conversations
10. Child Of Vision

CD 2:
“Breakfast Around The World - Live in Concert 1979”
1. The Logical Song (Miami)
2. Goodbye Stranger (París)
3. Breakfast In America (Londres)
4. Oh Darling (Miami)
5. Take The Long Way Home (Londres)
6. Another Man’s Woman (París)
7. Even In the Quietest Moments (París)
8. Rudy (Londres)
9. Downstream (París)
10. Give A Little Bit (París)
11. From Now On (Londres)
12. Child Of Vision (París)

DVD:
1. Documental “Les Enfants du Rock” de la televisión francesa (1983). Presentado por John Helliwell, cuenta la historia del grupo con imágenes inéditas y entrevistas con Rick Davies, Roger Hodgson, John Helliwell, Dougie Thomson y Bob Siebenberg.
2. Documental “Old Grey Whistle Test” de la televisión británica (1979). Contiene el “making of” del álbum “Breakfast in America”, con el legendario presentador musical Bob Harris visitando a la banda en Los Angeles durante las grabaciones del álbum.
3. Video-clips originales de las canciones “Breakfast in America”, “The Logical song” y “Goodbye stranger”, grabados en la televisión norteamericana (1979).

VINILO:
Edición especial de 180 gramos del LP de “Breakfast in America” remasterizado en 2010 por Greg Calbi (Sterling Sound).

EXTRAS:
1. Libro de 60 páginas con tapas duras que contiene un extenso reportaje de Phil Alexander, redactor jefe de la prestigiosa revista musical “Mojo”, con entrevistas a los miembros del grupo y fotografías inéditas.
2. Réplica de 28 páginas del programa original de la gira de 1979.
3. Póster “El desayuno está servido”, con unas medidas de 83x55 centímetros.
4. Sobre con un “fac-simil” de una entrada para el concierto de 1979 en el Empire Pool Wembley.
5. Laminado de la gira de “Breakfast in America”.
6. Parche con la imagen de Supertramp en 1979, ideal para coserlo a la ropa.

Vamos, que quiero que los Reyes Majos me lo traigan esta Navidad. Aunque..., supongo que será carísimo...  Tendría que haber sido buenísima este año y no sé si he sido tan, tan buena como para merecerlo :'(




sábado, 27 de noviembre de 2010

Libreando espero...

Libreando espero...

Ayer por la tarde quedé con una amiga que, por motivos que no vienen al caso, hubo de retrasar nuestra cita cuando yo ya estaba de camino. Hacía frío en Madrid..., bastante, bastante frío y, aunque di un paseíto abriendo bien los ojos esta vez -que va una siempre deprisa a todas partes y no se fija en aquello que cree ya tiene más que visto-, pues aunque di un paseíto, decía, que disfruté de lo lindo viendo qué bonita es esta ciudad,  estaba fresca..., muy fresca la tarde-noche y no era cuestión de andar callejeando como un perro sin amo en espera de que mi amiga llegara. Así que busqué un lugar donde refugiarme y darle un poco de calor a la nariz, que el resto del  cuerpo iba bien abrigado. Lo encontré, naturalmente..., no, no en una cafetería o similar, sino en La Casa del Libro. Cuando entré, porque me conozco bien, me dije: "S. Cid, S. Cid..., cuidadito con lo que haces... Si acaso, un librito o dos..., pero no más". Sí, me conozco bien, pero no me obedezco nada. Así que me obligué a salir de allí cuando ya los brazos no eran capaces de sostener más libros. Y es que para esto del esperar, librear será más sano que fumar, pero hay que ver lo que le cuesta a una en esfuerzo físico (mis bíceps son más bien debiluchos) y el palo que se le da a la tarjeta... Eso sí, la nariz recuperó su color sonrosado.

Sólo hay que cruzar la calle (en realidad, las dos calles: Alcalá y Goya) desde La Casa del Libro para plantarse en el Corte Inglés, cuya calefacción es tan buena como la de La Casa del Libro, de modo que allí me entretuve otro rato. No libreando, en esta ocasión, sino disqueando. Pero ésa es una historia que tendrá su propia entrada, de modo que nada hay que decir sobre ella por el momento. Y después, ¿qué? Pues callejear de nuevo. Esta vez Goya abajo. Entré en el VIP's, establecimiento que tampoco tiene nada que envidiar a los otros dos en lo que a calefacción se refiere, y estuve echando un vistacillo a los libros. Por suerte para mi cuenta corriente, ninguno de ellos me llamó a gritos. Y ya, en la calle de nuevo, mandé un mensaje a mi amiga, harta de dar vueltas e ir aprovechándome de la calefacción ajena: "Estoy en Ppe. Vergara esquina Goya, voy para allá y te espero en la puerta". Allá era San Manuel y San Benito, donde ella estaba asistiendo a un cursillo para el bautizo de una sobrina -y donde se casó mi hermana mayor, por cierto-. Y allí que me planté. Claro que, para cuando lo hice -y eso que la distancia no fue larga-, mi nariz comenzaba a sentirse congelada de nuevo e incluso las manos, a pesar de los guantes, pedían una nueva parada calórica. ¿Y dónde meterse? El Retiro, justo enfrente, mandaba un vientecillo helado que te quitaba el aliento. Pero, ¡ah!, las puertas de la iglesia estaban abiertas y había luz en su interior. ¿Misa a esas horas? -eran las nueve-. Me extrañó, pero lo importante es que ahí estaba un nuevo refugio calentito esperando a mi nariz. ¡Cuál sería mi sorprensa cuando, al entrar, me encontré la iglesia a rebosar y... una escolanía cantando a pleno pulmón! Y allí me quedé, calentita y disfrutando de la Escolanía del Real Monasterio del Escorial, que daba un concierto para celebrar el centenario de San Manuel y San Benito.

Lo que da de sí un retraso..., ¿eh?

martes, 23 de noviembre de 2010

Más botones

Más botones

Yo sigo con lo mío, que para eso he venido aquí: para hablar de mi libro y de los botones necesarios para escribirlo.

Amigos si, como decía ayer, imprescindibles son los botones para la amnesia, hoy vengo a contaros que más necesarios aun son los botones clarificadores. Se trata de unos botones sopladores que, cuando se activan, envían ligeras ráfagas de aire sobre la cabeza para alejar la irritante espesura que a veces se concentra sobre el cerebro, perjudicando así la ligereza con que las ideas deben salir de ahí arriba para desparrarmarse alegremente sobre el papel.

Con esto de la crisis, todavía no he ahorrado lo suficiente para comprarme los botones y que me los instalen tras las orejas, junto a los de la amnesia. Así que esta noche, después de pasar la tarde dándole vueltas al texto que viene torturándome últimamente, estoy deprimida :-(. Vaaaleeee, exagero un poco: no estoy deprimida, pero sí que voy a dejar el textito de las narices en barbecho durante un tiempo, a ver si dentro de unos días la frecura natural de este otoño madrileño me hace el efecto de los botones y veo las cosas con más nitidez.

Mientras tanto, cambiaré de aires (jeje) y de siglo, y voy a ver si entretengo esos días de impasse con algo diferente... He pensado en continuar esto. Pero antes de lanzarme a ello, una pregunta  para mis lectores: ¿qué nombre prefieren para el personaje: Miguelillo -que era el nombre con el que nació- o Frascuelo? Opiniones, please...

lunes, 22 de noviembre de 2010

Amnesia

 Amnesia

Hace unas semanas, Paco Gómez Escribano publicó en su blog un delicioso cuentecito titulado Amnesia que recomiendo al lector de Finis Terrae. El cuentecito en sí ya merecería una mención en esta, mi casa, pero es que además me voy a permitir la libertad de tomar su título para mi entrada de hoy porque, amigos, me encuentro en una situación que precisa sin remedio de una cierta cantidad de amnesia. No se trata de una amnesia total, de una amnesia que me lleve a olvidar hasta el nombre con que me llama este mundo. No, no... Se trata de una amnesia selectiva: necesito poder olvidar lo que escribo, amigos, para poder juzgar mis textos con una mente abierta que no prejuzgue porque ya conoce... 

Estoy últimamente muy activa en esto de la escritura (cumpliendo a rajatabla mi lema: nulla dies sine linea) y concentrada de lleno en mis asesinatos. De hecho, acabo de perpetrar el último de ellos, a falta sólo de algunas pinceladas estilísticas por aquí y por allá. Eso es fácil, lo del estilo, quiero decir. Lo que ya presenta serias dificultades es asegurarse de que cada elemento se encuentra en el lugar que debe y cuadra perfectamente con los demás. Es difícil, muy difícil, porque mi mente no es capaz de tener una perspectiva... limpia: sé quién es el asesino, cómo cometió el crimen y por qué. Así pues,  ¿cómo estar segura de que todo está atado y bien atado sobre el papel, sin fallos evidentes que mi cerebro llena de forma automática con el conocimiento que tiene de los hechos delictivos?

Si fuera posible sufrir esa amnesia. Si hubiera un botoncito detrás de las orejas que pudiera apretar cada vez que quisiera sentir la lectura de un texto como si fuera la primera... Ay, si así fuera..., ¡cuántos quebraderos de cabeza me ahorraría!

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Por cierto, Posodo: ni en inglés, ni en español. La historia tiene título nuevo ;-)

sábado, 20 de noviembre de 2010

Ethan Frome (Edith Wharton)

Ethan Frome (Edith Wharton)

Un joven ingeniero retenido por su trabajo en una pequeña localidad de Massachussets observa a un hombre lisiado y envejecido que recoge en la oficina de correos una revista y un sobre con medicamentos. Es invierno y el ambiente del pueblo es claustrofóbico. El aspeto educado del hombre, la edad que no corresponde a su físico, los misteriosos silencios y prevenciones que despierta su presencia en los demás, su vida casi aislada en una destartalada granja con dos mujeres, llevan a preguntarse al ingeniero por qué sigue viviendo en un sitio de donde, como dicen los lugareños, "casi todos los listos se marchan". Pero el hombre tiene un motivo para no haberse marchado, o para haberlo intentado y nunca conseguido: una historia en la que se mezclan la fatalidad del destino y todas las sutilezas del amor prohibido. Ethan Frome (1911) es una nouvelle cuyo escenario -los pueblos y bosques de Nueva Inglaterra- es toda una tradición de la más distinguida literatura norteamericana (de Hawthorne a Lovecraft) pero una excepción en una novelista esencialmente moderna y urbana como Edith Wharton. Sin embargo, desde su publicación, no dejaría de ser una de sus obras más caracerísticas, uno de los ejemplos más celebrados de su sensibilidad y de su estilo. Un auténtico clásico norteamericano y una auténtica lección de arte narrativo.

El resumen de la contraportada, que acabo de copiar, ya es bastante sugerente por sí mismo como para avivar la curiosidad del lector e incitarle a hacerse con este título, pero si me permite añadir mi opinión, diré: compre esta novela y léala. La disfrutará mucho.

Éste es uno de los títulos con los que me hice en la última Feria del Libro de Madrid. No conocía (o tal vez sí había oído hablar de ella y simplemente mi memoria la había olvidado -de hecho probablemente tuve que estudiarla en la carrera, aunque sucintamente, si no, no encuentro motivo para haberla borrado totalmente de mi cerebro-) a esta autora, pero cuando leí el texto arriba reproducido, no lo dudé: me encanta esta época, me encanta el lugar donde se desarrolla la historia y, sobre todo, lo que inclinó definitivamente la balanza hacia la compra del libro fue leer que se trata de una nouvelle cuyo escenario [...] es toda una tradición de la más distinguida literatura norteamericana (de Hawthorne a Lovecraft). El nombre de Hawthorne ya evoca suficientes buenos recuerdos en mi memoria como para excitar la necesidad de repetir, aunque sea merced a un nombre diferente, en este caso el de Edith Wharton, las buenas experiencias que tuve con La letra escarlata. De modo que ahí está la novela, en mi biblioteca, sin aguardar turno de lectura porque saltó por encima de otras muchas que esperan pacientes desde hace eones.

Preciosa historia de un hombre bueno cuyo final, además, aunque predecible, no aparece nítido, sin embargo, hasta justo, justo las últimas páginas, lo que le regala una enorme sorpresa al lector.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Ruleta rusa

Ruleta rusa

Desde el principio sospechó que aquello sería como jugar a la ruleta rusa, porque desde que se conocieron supo que era el tipo de hombre capaz de dejarla a una plantada en el altar. Aceptó el envite, sin embargo, y por eso ahora, después de que le llegara el turno a la bala en el tambor, volvía sola a casa de la iglesia.

martes, 16 de noviembre de 2010

Este tipo es tonto

Este tipo es tonto



Si alguien tenía claro que no votaría al PSOE en las próximas elecciones, que vaya pensando a quién va a votar, porque con éste...

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Nota para la maledicencia: murmuraciones lanzadas por las malas lenguas aseguran que ese memo papanatas de ahí arriba piensa ofrecer un puesto en su futuro gobierno a este felón, sinvergüenza e infame:

¿Qué más nos puede pasar, Señor?

domingo, 14 de noviembre de 2010

La novela (Francisco Nieva)

La novela   (Francisco Nieva)

Por su interés, en cuanto al contenido, y su deliciosa perfección, en cuanto a la forma, traigo hasta Finis Terrae un extracto del artículo de Francisco Nieva  titulado La novela y publicado el Jueves, 15 de julio de 2010, en La Razón.

Que tanta novela se publique -incluso de más- es señal inapelable de un altísimo porcentaje de "lectores noveleros" (...). Lo que sí es un dato certero es que el lector de novelas es joven. Digamos, relativamente, pues en los países desarrollados, la juventud se prolonga mucho. Una persona, sea hombre o mujer, en plena madurez (...), con menos horas para el ocio a su disposición, deja de leer novela para frecuentar otras distracciones que necesitan menos concentración imaginativa y reflexiva, pues la novela concita nuestra personal imaginación y nuestra capacidad reflexiva. Estimula a soñar sobre la vida, y a meditar sobre lo real y lo fantástico que ésta puede ofrecernos.

La novela, aunque sea pura invención, es siempre una mentira que dice la verdad sobre la condición del ser humano, sus formas de sentir, de soñar, de enfrentarse con la realidad y la tragedia. La novela es una universidad lúdica. Puede ser muchísimo lo que aprendamos, divirtiéndonos, y leyendo tan solo novelas, aunque sean de baja calidad.

La novela del siglo XIX y principios del XX ya no puede llegar a más en profundidad, en complejidad, en sutileza, en refinamiento, y en la que muy altos talentos explicitan su experiencia vital, desde la originalidad de sus formas. Dickens, Balzac, Melville, Manzoni, Dostoievsky, Tolstoi, Proust, Henry James... ¡Y Joyce! Y a cuántos más no me dejaré en el tintero. El que quiera enterarse de lo que es la gran novela, en su extrema decantación -como pilar de la cultura literaria-, no tiene más remedio que tirarse a esa piscina, para lectores de profesión (...).

Novelas hay para todos los gustos y no todas tienen que ser un paradigma de novela. La mala novela también es pedagógica sin pretenderlo. Y además, existen los géneros supuestamente menores, que cuentan con sus correspondientes maestros. El joven lector de todo lo que cae en sus manos también saca una ventaja sideral en concocimientos prácticos al que no lee nada en absoluto. Por esto se recomienda la lectura, porque no todo puede depender de la formación o de la instrucción pedagógica, que las gentes pongan algo de su parte, si saben leer: "Lea usted lo que sea, lo que le dé la gana. Lo que quiera que lea le demostrará algo sobre la vida que lleva entre sus semejantes". Pues bien, dicho esto, no vivimos una etapa de oro para la novela, porque el tiempo de ocio se ha repartido en otros sistemas bien atrayentes, en el deporte, en el cine, en la televisión y, sobre todo, en Internet.

¡Benditos tiempos legendarios, en donde, para distraernos, sólo existía la novela como medio de evasión, con todas las maravillas que la imagniación pueda concebir. La novela griega nació con la intención de ser evasión y recreo para altas damas en su gineceo y su tocador. (...), Es un misterio de la literatura novelesca que nazca pensando en la mujer y no deje de hacerlo, de un modo intermitente y aleatorio. El principal lector -y aun escritor- de "novela gótica" es mujer.

Pero también hay "novela machista", el género policíaco en un elevado porcentaje. La mujer es menos proclive a este género, aunque hay excepciones tan interesantes como Agatha Christie, leída con pasión por "el sexo fuerte". Y con el sexo fuerte se medía ella -con el propio Conan Doyle y compañía- en imaginación y plasmación de personajes fetiches y simbólicos, compitiendo con Sherlock Holmes en caracterización. Yo he leído con sumo placer a la Christie. Me encantaba su tono de "cotilla inglesa", fiel reflejo de la vida británica, de su clase y su tiempo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¡No, no y mil veces no!

¡No, no y mil veces no!

Desde luego, hay que admitirlo: estos tiempos convulsos que nos han tocado en gracia son esforzados y laboriosos, y no cejan en su empeño de hacer de nuestra vida un trémulo revoltillo de días difícil de sobrellevar.  Pocas son las cosas que me dan un menguado respiro y escasas, también, aquéllas sobre las que me siento segura, pero alguna hay, para bien y descanso de mi alma fatigada. Una de ellas es la ortografía, de cuyas trampas, aunque sin aspirar a la perfección absoluta, bien es verdad que me defiendo con cierta autoridad, de manera que suelo salir airosa de las trabas y dificultades que esta ladina traidora tiende a nuestras plumas.

Pero ahora, ¡ay, amigos!, ahora me siento temblar las piernas porque no es pequeño el enemigo al que he de enfrentarme. Toda una Real Academia Española de la Lengua... contra un tan minúsculo ser como el mío.  "Cuántos tropezones di -sollozo- cuando la ch y la ll fueron arrojadas a las simas abisales de la nada". "Con lo bien que le ponía yo las tildes a los pronombres demostrativos", me digo, y tuvo que venir ese monstruo a desbaratar mis esfuerzos infantiles, de los que, como el Sancho de la Ínsula Barataria, no mengua el mérito de mi éxito decir: "si buenas tildes ponía, buenos azotes ortográficos me costaba". Pero no, no ha tenido el monstruo alimento suficiente con la sangre que me ha hecho derramar. Tal que un draculilla insaciable, quiere más. Ahora:

-la z se escribirá ceta y no zeta. ¿Alguien la reconoce así escrita? Yo, lo confieso, al leerla siento un vacío que me acogota. Se me queda coja la palabra y viene enseguida mi mente a defenderme del vacío y lo llena con lo que cree que falta: ceos. No, amiga mía, mente querida, no te esfuerces. Ahora ya es ceta. Vete acostumbrando.

-Fuera la tilde de la conjunción disyuntiva o cuando va entre cifras. Justo, justo lo que le había explicado la semana pasada a mis alumnos. -Borrad, chicos, ya no vale. / -¿Y ahora en el examen, qué? / -Poned lo que os dé la gana. Sea lo que sea, seguro que el monstruo lo admite.

-Muerte a las tildes diacríticas en el adverbio "sólo", momento a partir del cual probablemente comenzará a sentirse solo.

-Y, al lorito (sí, sí, mostruo asqueroso, al lorito, expresión coloquial que uso porque me sale de las narices), abominación horrible, aversión plena, odio mortal a sus inventores: ¡¡¡declarada la defunción de nuestra i griega!!!, que a partir de ahora será... ye. ¡Toma, Jeroma, pastillas de goma!

Y díganme, hórridos caballeros, ¿para cuándo el asesinato de la ñ?

¿Pero a qué juegan los señores académicos? ¡Se han vuelto locos estos romanos! Váyanse a freír espárragos los doctos merluzos: no me da la gana, académicos de pacotilla. Seguiré incluyendo la ch y la ll en mi recitado del abecedario, dibujando una tilde sobre el adverbio sólo y sobre la o entre cifras. Y, sobre todo, jamás, jamás, jamás pronunciará mi lengua esa ye hortera. Caiga sobre mí la maldición divina si alguna vez me retractara.

Hala, ya me he desahogado. Me voy.



lunes, 8 de noviembre de 2010

Cooperantita

Cooperantita

–¿Dónde vas, Cooperantita? –pregunté sorprendido al verla cometer el mismo error, meterse en el bosque lleno de peligros, a pesar del mal trago por el que había pasado y del que se había librado por los pelos.
–Déjame –contestó–. Tengo prisa.
–¿Pero no aprendiste la lección? Sabes que además del rescate que se pagó por ti y tu abuelita, Lupo, el primo del Lobo, hubo de ser sacado de la reserva donde estaba retenido. Ahora anda suelto por el bosque. Sin entras ahí…
–Déjame –insistió.
–No vayas al bosque, es peligroso. Sigue el consejo de tu mamá…
–Que me dejes –gritó ya seriamente irritada conmigo–. Es tarde y, si no me apresuro, cerrará la Delegación del Gobierno.
–¿Cómo? Pero Cooperantita, así no es el cuento. ¿Te has vuelto loca?
–Ja, ja, ja… –rio–. Loca estaría si no pidiera una indemnización por ser víctima de secuestro lobuno.

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viernes, 5 de noviembre de 2010

Dura lex

Dura lex

Le acerqué un pañuelo. Había acabado con todas sus existencias y estaba a punto de hacerlo también con las mías.
–No puedo creerlo –sollozó.
–Anímate…, ya pasará.
–¡Me ha dejado! –exclamó de nuevo entre llantos–. Me ha dejado por esa mujer… Y todo por culpa de mi padre. Si mi madre se hubiera casado con otro, esto jamás habría sucedido. Él me quería…, Ramón… me quería –balbuceó entre hipidos.
–Tu padre no tiene la culpa. Es la ley.
–No, no, él es el culpable. ¡Maldito, maldito seas, padre! Tu apellido me ha traído a esta situación. ¿Quién le mandó apellidarse Álvarez? –me interrogó retóricamente–. Ahora Ramón se ha buscado a una Zuloeta para que los hijos que tenga con ella lleven su Zamarra en lugar de mi Álvarez. Odioso abecedario… ¿Por qué la a tenía que aparecer antes que la z?
Dura lex, sed lex –sentencié.

jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Cobarde!

¡Cobarde!

Ataqué sin piedad, adelantando los pies hacia su posición, y lo alcancé sin que sentimiento alguno de indulgencia asomara en mi ánimo. Escuché un gruñido de protesta en su garganta y advertí cómo procuraba apartarse para evitarme. Propósito inútil, pues el espacio era escaso  y, una vez tomadas las posiciones, resultaba difícil modificarlas en pos de una ubicación guarecida que lo amparara de mis acometidas.
–¡No huyas, cobarde! –le recriminé.

Lo oí rezongar entre dientes mientras con un movimiento de las piernas trataba de zafárseme de encima.
–¡Quita! –dijo al revolverse entre las sábanas–.  Tienes los pies fríos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Propaganda y maldad II

Propaganda y maldad II

El vídeo es largo, pero si no hay nada bueno que ver en la tele (lo cual no es nada difícil), merece la pena pasar una horita viendo este documental.

martes, 2 de noviembre de 2010

Propaganda y maldad

Propaganda y maldad

Hay que admitirlo, Joseph Goebbels fue un hombre inteligente, con una gran habilidad para la retórica y que supo sacarle el máximo partido a estos dones hasta transformarlos en una máquina de propaganda perfectamente engrasada que realizó un extraordinario trabajo en pro de la Alemania nazi. Pero, obviamente, el éxito de la empresa que acometió no se debió en exclusiva a su inteligencia y capacidad oratoria. Gran parte de ese triunfo vino motivado por el hecho de que, primero, se hizo con el control total de los medios de comunicación y, segundo, logró enaltecer los sentimientos de los alemanes y plantar en ellos la semilla del odio. 

Su fin fue el de un cobarde: se suicidó junto a su mujer, después de haber matado a sus seis hijos. Sin embargo,  ese su fin es una manera de hablar, claro, porque en realidad, Goebbels sigue entre nosotros, al menos a través de sus métodos. Sólo hay que echar un vistazo a España para ver quiénes son los que manejan los medios de comunicación y quiénes son (anda..., los mismos, oye, qué casualidad) los que se pasan el día exaltando el ánimo de los españoles y removiendos tumbas con las palas de una memoria parcial y sesgada. Pero dejemos ese asunto... que me enaltezco. Goebbels sigue vivo... y entre nosotros.

Hace pocos días, por ejemplo, saltó a algún medio de comunicación (que yo sepa, sólo se hicieron eco dos y ocultar noticias también es goebbelsiano) la nueva de que la policía de Marruecos había dado la falsa noticia de que la policía española había asesinado a un jovén marroquí. Ya tenemos, pues, los ánimos marroquíes exaltados a partir de un hecho falso. Hay ciertos asuntos turbios en este planeta que me suelen poner de muy mala uva. Uno de ellos, seguro que al lector asiduo de Finis Terrae no le pilla de sorpresa, es la cara dura con que los países musulmanes se aprovechan de la debilidad de occidente para hacer de su capa un sayo y tratarnos a patadas, a las cuales sólo respondemos con buenismo y más buenismo. Veremos hacia qué obscuro rincón nos lleva esta demencial costumbre de acariciar la mano que te abofetea.

Ya nos va tocando, pues (me refiero a Occidente), pero esta actitud no es nueva en el mundo musulmán. Llevan haciéndolo décadas con el único país democrático que tiene la desgracia de verse rodeado por todas estas teocracias brutales. Sí, claro, me refiero a Israel. El malvado Israel. Ese Estado terrorista que mata niños palestinos y bla, bla, bla. ¿Cuánto hay de verdad en todo ello? Si uno quiere responderse con franqueza, no lo tiene difícil: basta con abrir un poco los ojos y los oídos, y, sobre todo, leer, leer mucho y en muchas partes, de manera que la información no venga siempre del mismo lado. Otra forma de enterarse, claro, es tener espías y fuentes de información muy bien documentadas que te informen al respecto. Y como yo las tengo, puedo adornar hoy mi Finis Terrae con un par de enlaces jugosos que las mentes verdaderamente libres no dejarán pasar por alto. Todas esas otras que obedecen a la corrección política y el pensamiento único marcado desde la ideologización de los sectarios incompetentes que nos gobiernan, que pasen de largo. Total, siempre será ciego quien no quiera ver.



lunes, 1 de noviembre de 2010

Canaan negro y otros relatos de horror sobrenatural

Hace meses escribí un cuentecito de terror que, volando tontamente, había venido a posarse en mi cerebro, desde donde salió disparado hacia el papel. Poco después de verlo allí, negro sobre blanco, me dije que muy bien podía servir para traerlo al blog precisamente el día de Todos los Santos, como ya hiciera con otro el año pasado. Sin embargo..., ay, amigos, ¿dónde está? Se ha esfumado. Lo he buscado por todas partes, pacientemente he ido abriendo cada una de las carpetas del ordenador... y no lo he encontrado. Así pues, sin tiempo para pergeñar otro, tiro de reservas y os traigo una reseña literaria... de un conjunto de relatos de terror que leí hace poco:


Canaan negro y otros relatos de horror sobrenatural      (Robert E. Howard)

Otro de los libros adquiridos de esa joya que es la editorial Valdemar*, en esta ocasión durante la Feria del Libro de Madrid de este año, fue éste de Canaan negro y otros relatos de horror sobrenatural. Pertenece a la colección Gótica, definida por la propia editorial como clásicos imprescindibles que cimentaron el género gótico y la literatura de terror, y compuesta de 80 títulos (según el catálogo con que me obsequiaron durante la mencionada feria), de los cuales alguno más caerá.

El libro en cuestión, contiene 18 relatos de terror, relacionados todos ellos con hechos sobrenaturales de imposible explicación.  Algunos están mejor, otros son un poco más flojos, pero en general es una interesante colección de relatos que me ha inspirado, además, alguna historia… terrorífica que quizá visite algún día estas páginas ;-)

Una información más exhaustiva que la que yo pueda aportar aquí, la encontramos en la contraportada del libro, de la cual copio: A pesar de la brevedad de su carrera literaria, Robert E. Howard (1906-1936), que nunca abandonó la casa familiar en la localidad texana de Cross Plains, contribuyó de un modo decisivo al surgimiento y auge de la literatura pulp norteamericana en los años veinte y treinta del pasado siglo con la publicación en revistas populares, como Weird Tales, de centenares de relatos de terror, aventuras, fantásticos, históricos, etc., fruto de su poderosa imaginación. Impulsó junto con su amigo epistolar H. P. Lovercraft y el californiano Clark Ashton Smith, “los tres mosqueteros de Weir Tales”, el fenómeno fandom, que tanta influencia ha tenido en la cultura popular, y dio origen, anticipándose unos años a JRR Tolkien, al género de fantasía heroica (Espada y Brujería) con su héroes bárbaro Conan el Cimerio o el peregrino justiciero del siglo XVI Solomon Kane. Sobre la variedad de registros y temáticas de que era capaz la fértil imaginación de Howard, el aficionado encontrará en este volumen, Canaan negro y otros relatos de horror sobrenatural, una buena muestra. Los dieciocho relatos reunidos en esta antología han sido traducidos directamente de los textos originales, la mayoría publicados en vida de Howard, desechando las ilegítimas adulteraciones que sufrieron en ediciones posteriores. Entre ellos se puede destacar Los moradores bajo la tumba y Canaan negro, dos soberbias narraciones de horror sobrenatural; los cuentos de fantasmas La perdición de Dermod y Aguas inquietas; los relatos de civilización perdida Delenda Est, La Casa de Arabu y La marca del cabo, o dos piezas que podrían adscribirse al género de “weird menace, La Cosa con pezuñas y El fantasma del anillo.

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*Si deseas más información sobre esta editorial, aparece incluso en la Wikipedia: Valdemar en Wikipedia.

Belén 2013

Belén 2011